Plasmar el Alma es un Arte. En cada pincelada se deja plasmada una parte del ser; es una entrega, una ofrenda en forma de caricia o de arrebato, cargada de expresión y de emoción.
En la interpretación de una pintura intervienen la parte creadora y la receptora con posibles variantes, pero bajo una misma intención, sentir.
Tan importante es que se comunique el mensaje como el que se perciba. Son las emociones generadas las que le dan significado, así se completa el ciclo perfecto de una conexión entre lo visual y lo intangible, el maravilloso mundo sensorial, la esencia.
La pintura es ventana a las dimensiones secretas: es clarividencia que nos enseña a mirar la belleza en lo ordinario y lo milagroso en lo cotidiano.
En los lienzos, papeles y muros se proyectan los prodigios que de otro modo permanecerían cautivos en cada mente de artista.